viernes, 13 de noviembre de 2009
Tras los volcanes
El cráter de la imagen superior parece más un remedo del paraíso que un peligroso `escupefuegos´. Pero no conviene confiarse. Se encuentra en el Parque Natural del Volcán Poás (Costa Rica), cuya creciente actividad tiene a los expertos al quite. Las fumarolas han sido una constante en los últimos meses y una erupción freática alcanzó los 300 metros de altura el pasado mes de septiembre. Esta vez sólo fue lodo y agua, pero los vulcanólogos no descartan que se esté gestando algo peor. Es lo que tiene vivir en una bola de fuego como es la Tierra: el `corazón´ del planeta alcanza los 5.000 grados centígrados, tantos como la superficie del Sol. Aunque la temperatura desciende con la cercanía a la corteza terrestre, se mantiene en los 1.000 grados a sólo 100 kilómetros de profundidad, provocando fuertes presiones que encuentran su vía de escape en los volcanes. Los hay para todos los gustos (en activo, durmientes, hawaianos, estrombolianos...), y cada uno es un espectáculo único. Para muestra, el libro Earth on fire, con fotos de Bernhard Edmaier y texto de Angelika Jung-Hüttl (Phaidon).
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