jueves, 20 de marzo de 2008

BOOM DE ANTIGÜEDADES FALSAS


El mercado de antigüedades está en auge y con él, el de la falsificación. Sólo la tecnología detecta el ‘made in Taiwan’

Al dinero de los nuevos ricos –rusos, árabes y chinos– les gusta el arte. Nada mejor que unas estatuas egipcias, griegas o romanas en el salón o junto a la piscina cubierta para dárselas de refinados. Si un jeque saudí pagó 12 millones de dólares por una Venus romana, el precio de una leona babilónica alcanzó 57. El problema es que los artistas del pasado no trabajaban en serie y la demanda de obras clásicas supera la oferta. Sin apuros. ¡Se fabrican más antigüedades! Los marchantes amplían sus catálogos, pero no es ‘bronce’ todo lo que reluce. Las falsificaciones, cada vez mejores, inundan las salas de subastas, a veces hasta con la complicidad de los ‘expertos’ encargados de certificar su autenticidad. Incluso los museos se han convertido en víctimas. Ahora es la ciencia –véase laboratorios de arqueometría– la que ha tenido que acudir al rescate. Observen la otra ‘columna’.

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