
Será en 2010: la UE quiere eliminar por ley las bombillas convencionales hasta sustituirlas por las llamadas de ‘bajo consumo’. La razón, evitar que el gasto mundial de electricidad en iluminación se incremente en un 80 por ciento para el año 2030. No queda otra que regular el mercado; así lo aseguran los expertos y así lo afirma la Agencia Internacional de la Energía. Para empezar, la tecnología de las ‘de toda la vida’ –100 vatios, una duración media de un año y un coste de unos 15 euros anuales– data de 1940. Para continuar, las nuevas lámparas incandescentes tienen una duración 15 veces mayor que las tradicionales y requieren un 80 por ciento menos de consumo que sus predecesoras, lo que es una cifra nada despreciable que desglosamos: sólo la Europa de los 27 se ahorraría 335 millones de barriles de petróleo al año. En oficinas e industria las facturas eléctricas anuales se reducirían en 6.650 millones de euros; en alumbrado doméstico –responsable, por cierto, del 20 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero– lo haría en 10 millones de euros, lo que supondría, además, emitir 25 toneladas de CO2 anuales menos.
Por ahora, su elevado precio –entre 3,25 y 16,50 euros– parece asustar a los consumidores. Sin embargo, su vida útil es de seis años y, con respecto a las antiguas, consume, de media, 12 euros menos por año. ¿Iluminado por la noticia?
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