viernes, 3 de agosto de 2007

Un batiscafo ruso alcanza el fondo marino del Polo Norte.


El batiscafo ruso Mir-1 con tres ocupantes a bordo se posó en el fondo marino del Océano Glacial Ártico, debajo del Polo Norte, a 4.261 metros, una inmersión sin precedente, según ha informado la agencia oficial rusa Itar-Tass.

El batiscafo Mir-1 al mando del piloto Anatoli Sagalevich tocó fondo a las 12.08 hora de Moscú (08.08 GMT), tras casi tres horas de inmersión en el punto de coordenadas 90 grados latitud norte. En el batiscafo viaja el Artur Chilingarov, vicepresidente de la Duma o Cámara Baja del Parlamento ruso y reconocido especialista en expediciones árticas y antárticas y el diputado Vladímir Gruzdev.

"Nos posamos suavemente. El suelo es de color amarillento y no se ven habitantes de las profundidades marinas", dijo Chilingárov, citado por Itar-Tass.

El descenso ha comenzado a las 09:30 horas de Moscú (05.30 hora española), con hora y media de retraso, debido a una revisión adicional de los sistemas de navegación de los sumergibles, según ha transmitido el enviado especial de esa cadena desde el buque laboratorio "Académico Fiódorov", nodriza de los batiscafos.

El Mir-1 está al mando del piloto Anatoli Sagalévich y en él viajan también Artur Chilingárov, vicepresidente de la Duma o Cámara Baja del Parlamento ruso y reconocido especialista en expediciones árticas antárticas, y el diputado Vladlímir Gruzdiev.

Su gemelo, el Mir-2 lo pilota el ruso Yevguenni Cherniáyev, quien viaja acompañado del científico australiano Michael Mcdowell y del millonario sueco Friedrick Pausen, que pagó 3 millones de dólares por participar en la aventura.

Además de realizar investigaciones científicas, la expedición al fondo del mar en la latitud 90 norte buscará pruebas geológicas para demostrar que el lecho marino de una vasta zona del Polo Norte pertenece a Rusia.

Los científicos pretenden demostrar que la cordillera submarina Lomonósov, que se eleva 3.700 metros desde el fondo oceánico y va más allá del Polo Norte, es continuación de la plataforma continental de Siberia.

La zona sobre la que reclama derechos tiene una superficie de 1,2 millones de kilómetros cuadrados, en los que se cree que se encuentra una cuarta parte de las reservas mundiales de hidrocarburos.

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