
Que lo más bello puede ser lo más doloroso es una certeza de la que sólo poetas y biólogos pueden estar seguros. Los segundos, además, añaden que esta belleza ‘hembra’ cuyo señorial nombre responde al de Tabanus bovinus –los machos no pican– puede perforar con su aguijón la piel de caballos, bueyes y, por supuesto, personas, mientras inyectan un anticoagulante para extraer hasta un centímetro cúbico de sangre. ¿Bello? Sí, pero en la distancia, porque su efecto es dolorosísimo.
1 comentario:
No hacer caso de esos mensajes.
Muy curioso el el bicho este.
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