jueves, 3 de julio de 2008

Las ventanas más indiscretas del cielo


Hallar vida extraterrestre será más fácil gracias a estos ingenios capaces de escudriñar el espacio profundo.

Los telescopios más avanzados suelen utilizar espejos primarios de unos diez metros de diámetro para recoger las radiaciones visibles e invisibles que provienen del cosmos. Gracias a ellos se han descubierto galaxias y estrellas, algunos agujeros negros y decenas de exoplanetas. Pero su capacidad de visión está llegando a su límite. Por eso, los astrónomos han comenzado a diseñar una nueva generación de aparatos que jubile a sus `abuelos´. Estos ingenieros tienen ante sí dos retos. El primero, tecnológico: evitar la distorsión que causa la atmósfera terrestre y alinear con una exactitud milimétrica los múltiples espejos que los componen. Y el segundo, de orden práctico, pero más difícil de lograr: encontrar dinero para construirlos, pues en algunos casos, como en el del telescopio espacial James Webb, cuestan más de 4.000 millones de euros. Hallar nuevos planetas o indicios de vida extraterrestre son sus objetivos. Pero eso será en la próxima década.

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