viernes, 27 de junio de 2008

Por un pelo, un diamante


El cabello no es para siempre; los diamantes, sí. Una empresa sevillana es pionera en crear gemas a partir de esta materia prima. Una idea… brillante.

Todos, salvo los calvos, tenemos un tesoro en la cabeza: el pelo. Y las peluquerías, que se quedan con el que nos cortan, aún más. Al menos, eso es lo que opinan en la empresa sevillana IrisGem, que ha desarrollado una técnica, pionera en el mundo, que logra convertir el cabello en diamantes. Tras cinco años de investigación, la compañía ha empezado a comercializar estas peculiares piedras preciosas, que, aseguran, son idénticas a las que se encuentran en la naturaleza.

En principio, IrisGem orientó su negocio hacia el sector funerario, donde existen varias compañías que transforman las cenizas de los difuntos en diamantes, pero ellos han logrado abrir una vía inédita: crear estas gemas a partir del pelo.

En esencia, el sistema es sencillo: las cenizas que se generan en la combustión del cabello son carbono puro, el único elemento químico del que se componen los diamantes. Después, basta someterlo a las mismas condiciones de presión y temperatura que se dan en la naturaleza, y la piedra en bruto estará lista en unas semanas para ser pulida, tallada y engarzada.

El éxito de la iniciativa ha propiciado que IrisGem (www.irisgem.com) se abra al mercado y a las joyerías, con la elaboración de diamantes fabricados con cabellos mezclados de parejas, como símbolo del amor, o incluso con pelo de mascotas. La empresa ya planea su desembarco internacional, ya que ha solicitado la patente internacional de su idea. El precio de sus piezas oscila entre 1.200 y 14.000 euros, y su cotización, como ocurre en cualquier diamante, depende de su talla, peso, pureza o color de la pieza elaborada, que se puede elegir en tres tonos: amarillo, verde y azul.

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