miércoles, 24 de octubre de 2007

La energía plantea la mayor crisis del siglo XXI


La energía planeta uno de las mayores amenazas a las que se enfrenta la humanidad este siglo, según advirtieron los líderes mundiales de las academias de las ciencias el lunes, remarcando el peligro de las guerras del petróleo y el cambio climático dirigido por la dependencia de los combustibles fósiles.

Los países deben proporcionar energía a 1600 millones de personas que viven sin electricidad y destetarse a sí mismo de las fuentes de energía que avivan el calentamiento global y los conflictos geopolíticos, demandaron los científicos.

“Hacer la transición hacia un futuro de energía sostenible es uno de los retos centrales que la humanidad afronta en este siglo”, comentó.

Su informe, “Lighting the Way: Toward A Sustainable Energy Future (Alumbrando el camino: Hacia un futuro de energía sostenible)”, fue publicado por el Consejo Interacadémico, cuyos 15 miembros incluyen las academias nacionales de ciencias de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Brasil, China e India.

Sus autores son 15 miembros de un panel cuyo copresidente es el premio Nobel de Física de 1997 Steven Chu de los Estados Unidos.

“La abrumadora evidencia científica demuestra que la tendencia energética actual es insostenible”, dijo sin rodeos el informe.

Sus autores alertaron especialmente sobre el aumento de la construcción de plantas de energía de carbón en China y otros países en desarrollo, dado que tales infraestructuras serán sin duda afianzadas en las próximas décadas.

“La sustancial expansión de la capacidad del carbón que actualmente está en curso en todo el mundo puede plantear el mayor reto individual para esfuerzos futuros encaminados a estabilizar los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera”, advierte el informe.

Gestionar las “huellas” de gas invernadero de estas plantas mientras fomentamos una conversión a la captura y almacenamiento de carbono (CCS) será un impresionante reto económico y tecnológico, dijo.

CCS se basa en crear tuberías para expulsar el CO2 de una planta y bombearlo en cámaras geológicas profundas bajo el suelo, tales como los campos petrolíferos sin usar, en lugar de liberarlo a la atmósfera.

Muchos científicos ven esta tecnología piloto con recelo, esperando a que se les convenza que el CCS es seguro, una brecha en la cámara podría tener consecuencias potencialmente catastróficas para el sistema climático.

El informe también hace un llamamiento para dirigirnos globalmente a favor de una eficiencia energética para reducir las emisiones de carbono.

Y habla claramente a favor de las energías renovables, describiendo su potencial como “sin explotar” y ofreciendo “inmensas oportunidades” para los países pobres que son ricos en luz solar y viento pero pobres en dinero para comprar petróleo o gas.

La energía nuclear, como una fuente baja en carbono, “puede continuar haciendo una contribución significativa a la cartera energética mundial en el futuro, pero sólo si las principales preocupaciones relacionadas con el coste de capital, seguridad y proliferación de armas nucleares son abordadas”, advierten.

Volviéndonos hacia los biocombustibles, los científicos dicen que estas fuentes son una “gran promesa”, pero sólo a través de un cambio hacia fuentes de segunda generación.

Actualmente, las materias primas tales como la caña de azúcar y el maíz son la fuente principal de los biocombustibles, lo cual tiene un efecto global sobre los precios de la comida. Un objetivo más prometedor, pero aún no comercializado, es el uso de la lignocelulosa de las astillas y residuos de agricultura, la cual los microbios convierten en combustible.

Otras tecnologías recientes, como los coches híbridos enchufables y las células de combustible de hidrógeno para almacenamiento de energía, pueden hacerse un hueco importante en la contribución, dicen los científicos.

Pero advierten que el movimiento hacia una energía sostenible podría sólo llegar si las naciones trabajan unidas para liberar los recursos financieros necesarios y la experiencia – y establecen un precio para el carbón que castigue la contaminación y los residuos y recompense la energía limpia como parte clave de la mezcla.

Un informe de 2006 de la Agencia de Energía Internacional sugirió que el consumo mundial de petróleo se elevaría casi un 40 por ciento para el 2030 en comparación con los niveles de 2005, y las emisiones de CO2 se incrementarían en un 50 por ciento sobre los niveles de 2004, bajo un escenario como el actual.

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