sábado, 3 de mayo de 2008
La tapadera de los parques chinos
Por fuera son zoológicos de tigres; por dentro, un matadero para abastecer la medicina tradicional.
Mientras el tigre está en peligro de extinción, en China se los mata. A principios del siglo XX, su población superaba los cien mil ejemplares. Hoy, según los más optimistas, no quedan más de 8.000. Y a sus amenazas habituales (furtivismo y desaparición de los bosques donde viven en Asia) hay que sumar una nueva: el comercio ilegal en China. Las estimaciones apuntan a que en el país asiático se crían en cautividad alrededor de 3.000 de estos felinos en granjas que las autoridades chinas llaman «parques de tigres».
La explicación oficial es que en ellos se estudia su comportamiento, pero la realidad, según la organización conservacionista Traffic, es otra: su cría obedece a la necesidad de abastecer el creciente mercado de la medicina tradicional, cuyos remedios emplea el 60 por ciento de los 1.300 millones de chinos. Si se echan cuentas, cabe reconocer que, para los parques, los tigres valen mucho más muertos que vivos. Su cría en cautividad es costosa, y el dinero que dejan los turistas que van a estos parques no basta para alimentarlos. Según el director general de la granja más grande de China, Tiger Mountai, que está en Gweilin, mantener sus 1.100 tigres cuesta unas cien mil libras mensuales, mientras que las visitas aportan 44.000. Las cuentas cantan: las granjas deben comerciar con los tigres para sobrevivir. Y la mayoría de las veces, según Traffic, lo hacen con la anuencia de su Gobierno.
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1 comentario:
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